martes, 7 de enero de 2014

Crónicas Cacheñas V

La casa ya estaba despierta, las bicis se preparaban, las caramañolas se cargaban, ya mis tres compañeros estaban por salir, empiezo a dar vueltas en la cama. Miro el reloj, ocho menos algo, ¿Para qué tan temprano? ¿Por qué no? A esta hora en Kenia ya vuelven de entrenar. Temprano o tarde es relativo. Como casi todo.
Así que salgo para la pista, un poco de trote, trabajos técnicos, algo más de trote. El interés de la mañana no estuvo en el entrenamiento sino en la compañía; empecé sumándome a unos pequeños cacheños de 14 y 16 años, no son muy dados a la charla pero cuando hablan lo hacen menos agitado que yo. Como todos acá son tímidos, pero de una timidez respetuosa y atenta, a pesar de que hay que ponerle ganas para que la charla avance nunca te hacen sentir incomodo. Al final del trabajo se sumó Favio “Cachi” Gonzales, como les conté ayer no solo es masajista sino también un marchador de nivel continental, de hecho me acompañó varios kilómetros a la par mía, con la diferencia que yo corría y él caminaba! Prueben caminar cien metros en unos 30 segundos y seguir a ese ritmo por un rato largo y verán no es tan sencillo como parece.
A mitad de camino en "El Mansito"
Como correspondía hoy si dormí la siesta junto con el pueblo, y a la tarde nos fuimos con Pablo hacía el camino del “Mansito”, eran 50 minutos suaves por lo que fue una buena sorpresa al ver que sin darme cuenta habíamos corrido un poco por debajo de 4’50”/km, para ser un regenerativo acá no está mal. Ya empezamos a cruzar mas atletas que llegan a entrenar; papa Noel ya dejó sus regalos, el año empezó con deseos de todo tipo y hasta los reyes ya están volviendo en sus camellos hacía sus arenas mágicas; por lo que ahora hay que empezar a entrenar y ya varios se suman día a día, dándole un aire más atlético al pueblo.
No hubo grandes novedades, no vi lugares nuevos, fueron pequeños entrenamientos, casi rutinarios, sin grandes desafíos. Pero los grandes éxitos se forman así, de pequeños éxitos cotidianos. Paso a paso los mayores logros son inevitables, ya que estos no suceden al subirse a un podio o al bajar una marca, sino al mirar atrás y ver que se ha disfrutado el camino. Hoy el día se resume en correr y sentirse feliz de hacerlo.


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