miércoles, 15 de enero de 2014

Crónicas Cacheñas XIII

Hoy me fui a despedir de la pista más alta del país, al menos por un tiempo. Había visto que el pronóstico anunciaba un día un poco más fresco luego de la lluvia de ayer, por lo que no habría problema en ir a hacer las pasadas cerca del mediodía. Aproveché, dormí suelto y salí sin apuro, ni siquiera fui trotando desde la casa, caminé tranquilo, disfrutando de la mañana que ya iba llegando a su final. Al llegar, como imaginé, la pista ya había quedado desierta, me esperaba sólo a mí y a las 6 series que tenía que recorrer, eran: 600 metros en 1’54” (ritmo de 3’10”/km) luego 1’00” de pausa, seguía con 400 metros sueltos, buscando un poco mas de velocidad que en los 600 y luego de eso 1’15” de pausa. Con repetir seis veces eso estaría por terminada mi actuación en la pista de Cachi.
Sin prisa pero sin pausa hice la entrada en calor y sin pensarlo mucho me lancé al primer 600; salí rápido y después para compensar aflojé demasiado, por lo que salió bastante desparejo y para colmo lento: 1’57”. Igual no era tan grave, el baile recién empezaba y se iban calentando las piernas. El 400 salió tranquilo en 1’13”, la idea es que fuera progresivamente cada vez más rápido así que no quise apurar mucho de entrada. La segunda serie se fue a 1’52” y 1’09”, pero ya se notaba la falta de oxigeno. No era tan exigida la pasada en sí, pero al principio de la pausa la boca me quedaba un poco chica para tomar aire. Luego todo se estabilizó en 1’54” y 1’10”,  ya sobre el final hubo algún momento en que al terminar la pasada me preocupé un poco, realmente no entraba el aire, no iba corriendo al límite pero esos segundos luego de cruzar la llegada eran un tanto agónicos, al poco tiempo todo se estabilizaba y volvía a largar bastante bien. Pero por eso no me animaba a soltarme mucho por temor a no lograr mantener el ritmo hasta el final, recién en el último 400 busqué correr bien suelto y empujar técnicamente correcto con las piernas, sin contracturar el tren superior y marqué 1’06” la vuelta. Ya estaba, había entrado a la recta final sabiendo que eran mis últimos pasos exigidos por el tartán de Cachi, de esa forma los disfruté y de esa forma crucé la línea, feliz de todo lo corrido en esa carpeta naranja.
Sólo quedaba aflojar y encontré una agradable compañía, un veterano atleta salteño estaba trotando por el andarivel cuatro y me sume a sus pasos y los de su compañera, la grata charla nos llevó sin darnos cuenta a pasar los 15 minutos y cuando estaba por terminar me pidió le impusiese una vuelta a ritmo así él movía un poco, yo le devolví la propuesta de la siguiente forma: él pondría el ritmo los primeros 200 metros y yo mantendría ese ritmo los últimos 200. Como imaginé sobre el final de la vuelta sufrió un poco el entusiasmo inicial con el que había largado, pero a pesar de todo terminó sonriente y yo sonreí con él al sentir su alegría. Uno puede acercarse a un picado callejero y pedir entrar para sumarse al partido de futbol, o ir a un club de tenis y buscar un compañero para pelotear un rato, pero difícilmente un deporte una a atletas de lugares, condiciones y características tan distintas como el running y a su vez permitiendo llevar una charla y conocerse mientras se entrena.
Por la tarde sólo quedaba aflojar, me había cruzado con María Peralta antes de entrar a la pista y acordamos salir con ella y Lucas seis y media. Así fui y me pasé otros 45 minutos de charla que con Lucas prolongamos a dos vueltas más ya que el tema venía muy entretenido. Fue lo que yo considero un entrenamiento sin costo mental, ya que si bien las piernas se ejercitaron la mente no se enteró de que estuvieron moviéndose. Incluso me sorprendió el ritmo promedio de 4’38”/km ya que iba tan relajado que hubiese imaginado algo así como cinco minutos por kilómetro. Resultaron ser muy simpáticos y cálidos ambos y fue muy placentero tenerlos un par de veces como compañeros de entreno.
Un poco me cuesta creer que sólo quede un entrenamiento más acá, ya casi todo pasó, un poco rápido quizás, si bien parece que hace mucho que estoy en estas tierras, por otro lado todo sucedió con cierto vértigo, muchas alegrías seguidas. Mañana me espera nuevamente la vuelta de “Cachi adentro”, la que tan felicidad me dio el cuarto día de entrenamiento. Sé que va a ser distinta, ya que no se bebe dos veces agua del mismo río, pero aguardo navegar por sus calles con la misma sensación de sentirme plenamente vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario