En mayo del 2010 iniciaba mi cruzada contra la "obesidad", con
85 kilos y sin ganas de pasar hambre, tomé una hoja en blanco y comencé a
registrar mis trotes. Cerré ese gélido mayo con cinco sesiones y un total de 39
kilómetros.
Dieciocho kilos, cerca de 15.000 kilómetros (si, quince mil) y casi cuatro años después me encontraba convocado
para participar en VI Campeonato Nacional de 10.000 metros en la ciudad de
Rosario, integrando una lista con muchos de los mejores atletas del país,
siendo parte de una carrera exclusiva, a la que solo se accede siendo
convocado en el equipo de una federación provincial.
El equipo de la FAM en mayores: Urtasún, Molina, Cardozo, Sanchez y yo |
Mucha agua corrió bajo el puente desde ese frío invierno de principio de la década, algunos de esos torrentes se vertieron en las páginas
de este blog. No es el momento de relatar el camino recorrido, pero si recordar el
inicio para cuantificar el regalo que significa este presente.
La proa del monumento de la bandera apuntando al río |
Almorcé en un bar temático que me llevó a los alocados
’60, revoleando la cabeza hacia los lados con el fleco bien marcado y un
ajustado cuello Mao. Por la noche descubrí la obra de teatro que en 1904
cortaba con la hegemonía de las operas para la colectividad italiana y las zarzuelas
para los inmigrantes españoles y ponía al teatro argentino en las principales salas de Buenos Aires,
“Jettatore” de Gregorio de Laferrère. Y como cierre de la jornada, descubría que mi
compañero de equipo, Eduardo Cardozo, había elegido el mismo hotel que yo, por
lo que las horas previas ya fueron serpenteando entre charlas de atletismo.
El domingo amaneció perfecto, sin viento, sin sol, sin
calor, sin un gran frío, ideal para correr veinticinco vueltas a la pista. Llegué
temprano para disfrutar de la carrera de mujeres y los juveniles, y desde la
organización del evento ya me vi sorprendido. Sin duda la pista no es el lugar
donde habita el show, para eso está la calle con su glamour y su pompa. En la pista la prioridad es la exactitud deportiva, olvidando muchas veces el espectáculo. Por lo que pequeños detalles me marcaron una gran
diferencia acostumbrado a mis frecuentes torneos de la Federación Metropolitana
en el CeNARD. Dos relojes digitales sincronizados con la carrera al final de
cada recta, música, locución, buena hidratación, presentación oficial de cada
uno de los atletas antes de largar, todo eso dentro del marco del Estadio
Municipal de Rosario, una hermosa pista con unas tribunas de una belleza
clásica.
Borelli y Chávez Campeonas Sub23 y Mayores 2014 |
Ya estaba todo dicho, solo quedaba enfocarse en el disparo que
se aproximaba y salir a dar lo mejor.
La pistola lanzó el estruendo y todos salimos a surcar la
curva, aunque con bastante prudencia ya que a los pocos pasos noté que nadie
quería poner el pecho primero y tuve que situarme adelante para marcar el
camino. Mi liderazgo de la carrera duró unos 110 metros aproximadamente, luego
de eso ya otros tomaron la punta y al ver concluir el primer giro en 1’14”
decidí dejarme caer aún más en el pelotón. La idea era rondar siempre 1’17” por
vuelta lo cual da un total de 32’05”, buscando acelerar sobre el final para bajar
la barrera de los 32 minutos.
Moviéndome hacía adelante y hacia atrás dentro del
pelotón procuraba mantenerme siempre a ritmo de 1’17”. Y casi hasta el
kilómetro seis fue así, pero de a poco dejé de mirar el reloj y pasé a
preocuparme por conectar atletas para no quedar corriendo solo.
No fue una
cuestión de descuido, sino casi de supervivencia, sentía el paso de las vueltas
y necesita de ayuda para mantenerme a ritmo. Inevitablemente el ritmo cayó,
quizás más de lo que me imaginaba y no fue hasta terminado el kilómetro ocho,
con solo cinco vueltas por delante cuando pude volver a enfocarme y buscar con
actitud bien adelante, a un atleta que me llevaba unos 60 metros, lo cual es la
pista es una enorme distancia. Poco a poco fui descontando, solo preocuparme en
buscarlo paso a paso, me llevó a levantar el ritmo constantemente, y ya sobre el
final, consciente de que iba en post de superar mi anterior marca cada paso
valía doble.
Empujando hasta la última zancada cumplí con las 25 vueltas en 32’23,12”,
a unos 11 segundos por debajo de mi anterior mejor marca, aún lejos de mi objetivo del
semestre de bajar los 32 minutos pero que significarían un 10mo puesto en mayores; más allá de los números, feliz de lo que
había vivido sobre el tartán.
Los protagonistas. Esta y todas las demás del post, grandes fotos del Chino Avalos |
Disfrutando de escribir mi vida |
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