La invitación estaba hecha desde hace tres años “¿Cuándo te
tiro una carrera Titán?”. Desde que corrí la Reebok del 2011 en 37 minutos Luis
Molina se ofreció a ayudarme haciéndome de liebre. Pero siempre temí a la
carrera después. ¿Qué pasaría en la siguiente cuando no tuviese ese plus?
Mayo del 2011 |
10.000 m Copa Nacional de Clubes 2014 |
Toda mi experiencia de salto en alto |
Ya con el “ok” de Luis y de su entrenador Cesar Roces todas
las fichas estaban sobre el tablero, sólo quedaba moverlas. Y para completar el
equipo el gran José Felix Sanchez sería de la partida. Ahora la típica pregunta
¿Qué vas a salir a buscar? En el 10.000 anterior pasé la mitad en 15’55”, si ahora queríamos más había que ir a
buscarlo y pasar en 15’50”, después de eso cualquier cosa podría pasar. Incluso
los últimos días empezó a picarme fuerte la curiosidad. ¿Cómo sería correr con
libre? ¿Qué tanto me cambiaría? Esperaba ansioso despejar las dudas.
Llegaba el mejor momento, donde solo queda correr, y el
clima se reía un poco; 32° gritaba el termómetro, el sol calentaba y nosotros no estábamos en la playa. Pero el destino nos vino a guiñar el ojo, invirtieron
el orden de las series, primero largaría la más lenta y para completar el guiño
serían tres distintas. Conclusión, largamos justo dos horas más tarde, a las
19:15 cuando ya ningún rayo de sol reflejaba sobre el tartán del CeNARD.
0,1" antes de largar |
Diez vueltas, cuatro kilómetros y no se acomodaba nada,
seguía con un esfuerzo que no era lógico tan temprano, pero no quería dejar de
arriesgar, la decisión ya estaba tomada antes de salir, era 15’50”, buscar o
morir en el intento, no había negociaciones de última hora. Contando los metros
llegué al ecuador de la carrera y fue el único momento donde miré el reloj,
quería ver con mis propios ojos ese número redondo. Luego de tomar la curva apareció
la hidratación, me refresqué, y el cuerpo pidió pausa. Sánchez me pasó como
poste en la recta disparado tras de Luis, la carrera siguió adelante y yo me
quedé viéndola desde atrás.
Necesité un par de vueltas para que la máquina se enfríe, fue como un directo al mentón en el séptimo round que me tiró a las cuerdas. Aún faltaba casi media pelea y a pesar de que los matemáticos opinen lo contrario; la segunda mitad siempre es la más larga.
Necesité un par de vueltas para que la máquina se enfríe, fue como un directo al mentón en el séptimo round que me tiró a las cuerdas. Aún faltaba casi media pelea y a pesar de que los matemáticos opinen lo contrario; la segunda mitad siempre es la más larga.
Poco a poco me fui recuperando y levantando la mirada, no
estaban tan lejos, aún quedaba algo de fuego dentro, no se había apagado todo. Vuelta
a vuelta erosioné la distancia hasta que Luis me da una mano cortándolo a Félix.
A la deriva se hizo más vulnerable y rápidamente lo conecté. Se había puesto a
un ritmo “ahorro de energía” que me quedaba por demás cómodo, estuve tentado
pasarlo antes de dar una vuelta juntos pero preferí reabastecerme y salir con
más fuerza. Luego de vuelta y media a la par me lanzo en busca de Luis pero con
toda la intención de despedirme del ganador del perfume. Pero una vez que
muerde es difícil que largue y le lo llevé prendido de mi espalda hasta que
finalmente conecté a Molina.
Piedra libre a Félix detrás mío... |
Pero los empates solo existen en el campo, en la pista uno
va detrás del otro y de a poco empiezo a ver una luz en la oscura tarde del
CeNARD, y voy dejando atrás a Félix. Cuatro, tres vueltas, falta tan poco y parece tanto, pienso cada una
como la última, no puedo entender como correré la próxima. Luis me grita unos
números; si corro en tanto va a dar tanto. No entiendo nada, es imposible sacar
una cuenta, ya no hay sangre en el cerebro, no sé que tiempo va a dar, solo
sé que voy a dar lo último que queda de mi.
La campana suena y de a poco se me van las orejas de Molina,
corro todo lo que puedo correr, es lo único que sé hacer cuando lo otro se
acaba. La recta final me recibe con una mezcla de dolor y felicidad, todo se
termina, el año soñado en la pista recorre sus últimos metros.
La alegría hecha foto |
Podio de amigos |
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